La Biblia Cita y Revela a través de la Carta de Pablo a los Corintios los Tres Grandes Abusos que Cometen algunos Seres Humanos a lo Largo de su Vida
La Tradición Canoníca nos transmitió dos Cartas del Apóstol San Pablo a los Corintios, que están consideradas una parte de la intensa relación Epistolar que mantuvo el Apóstol San Pablo con la citada comunidad. Estas cartas son consideradas como una respuesta del Apóstol San Pablo a las diversas cuestiones que le habían sido planteadas por los Corintios.
Estas cartas están dedicadas a esclarecer los problemas surgidos en Corintio tras llegar noticias de estas contrariedades y dudas al Apóstol San Pablo a través de terceras personas. Como así mismo el Enigma de la Resurrección de los muertos y estas cartas así mismo quieren destacar en la presentación de la Iglesia como el Cuerpo de Cristo y el Himno de Amor.
(Cosa que la Iglesia nunca ha contemplado realmente con sus erróneas enseñanzas a lo largo de los Años)
San Pablo Escribió a los Corintios el Amor, la Verdad y la Sabiduría de Dios |
1 Corintios (5:1-13)
¡Los Tres Grandes Abusos!
El Caso Incestuoso: Se oye decir en todas partes que hay entre vosotros un caso de inmoralidad; y una inmoralidad tal que no se da ni entre los gentiles: uno convive con la mujer de su padre. ¿Y vosotros seguís tan ufanos?. Estaría mejor ponerse de luto y expulsar de entre vosotros al que ha hecho eso. Pues lo que es yo, ausente en el cuerpo, pero presente en espíritu, ya he tomado una decisión como si estuviera presente: reunidos vosotros en el nombre de nuestro Señor Jesús y yo presente en espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús entregar al que ha hecho eso en manos de Satanás; para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve el día del Señor.
Ese orgullo vuestro no tiene razón de ser. ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa?. Barred la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ácimos. Porque ha sido inmolada nuestra victima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ácimos de la sinceridad y la verdad.
En la carta que os escribí os decía que no os juntarais con los inmorales. No me refería a los inmorales de este mundo, ni tampoco a los codiciosos, a los estafadores o idólatras; para eso tendríais que salir de este mundo. Lo que de hecho os dije es que no os juntarais con uno que se llama hermano y es inmoral, codicioso, idólatra, difamador, borracho o estafador: con quien sea así, ni compartir la mesa. ¿Acaso me toca a mi juzgar a los de fuera? ¿No es a los de dentro a quienes juzgáis vosotros? A los de fuera los juzgará Dios. Expulsad al malvado de entre vosotros.
Continuara...
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María Jesús García Presa
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