La Tradición Canoníca nos transmitió dos Cartas del Apóstol San Pablo a los Corintios, que están consideradas una parte de la intensa relación Epistolar que mantuvo el Apóstol San Pablo con la citada comunidad. Estas cartas son consideradas como una respuesta del Apóstol San Pablo a las diversas cuestiones que le habían sido planteadas por los Corintios.
Estas cartas están dedicadas a esclarecer los problemas surgidos en Corintio tras llegar noticias de estas contrariedades y dudas al Apóstol San Pablo a través de terceras personas. Como así mismo el Enigma de la Resurrección de los muertos y estas cartas así mismo quieren destacar en la presentación de la Iglesia como el Cuerpo de Cristo y el Himno de Amor.
(Cosa que la Iglesia nunca ha contemplado realmente con sus erróneas enseñanzas a lo largo de los Años)
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San Pablo Escribió a los Corintios el Amor, la Verdad y la Sabiduría de Dios |
1 Corintios (2:1-5)
Yo mismo hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo y este crucificado. También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
1 Corintios (2:6-16)
La Sabiduría de los Predicadores: Sabiduría, sí, hablamos entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido, pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la Gloria.
Sino que, como está escrito: "Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman". Y Dios lo ha revelado por el Espíritu; pues el Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios. Pues, ¿quién conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él? del mismo modo, lo íntimo de Dios lo conoce solo el Espíritu de Dios.
Pero nosotros hemos recibido un Espíritu que no es del mundo; es el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos los dones que de Dios recibimos. Cuando explicamos verdades espirituales a los hombres de espíritu, no las exponemos en el lenguaje que enseña el saber humano, sino en el que enseña el Espíritu. Pues el hombre natural no capta lo que es propio del Espíritu de Dios, le parece una necedad; no es capaz de percibirlo, porque solo se puede juzgar con el criterio del Espíritu.
En cambio, el hombre espiritual lo juzga todo, mientras que él no esta sujeto al juicio de nadie. "¿Quién ha conocido la mente del Señor para poder instruirlo?". Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo.
Continuara...
María Jesús García Presa
Gran Maestra y Sanadora del Sistema de Sanación Angelical Carismático
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